Conny Méndez nos ha dejado como enseñanza unos ejercicios muy simples de hacer, a través de los cuales aprendemos a pedir a la divinidad de la forma correcta, a través del merecimiento y sin afectar a nadie con lo que queremos.
Igualmente, todo aquello que pidamos bueno para nosotros, debemos pedirlo también para todo la humanidad, porque al final somos uno.
Yo,(nombre), deseo (……) en armonía para todo el mundo y bajo la voluntad divina, de forma perfecta y completa. ¡Gracias, padre, que ya me has oído!
Cada palabra que pronunciamos es el pensamiento hablado, y se manifiesta como un decreto que se expande hacia el exterior.
La metafísica nos ha sido mostrada desde los tiempos ancestrales, pero la raza humana aún no estaba lo suficientemente preparada para entender sus mensajes.
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