Bach lo expone claramente de la siguiente manera
“La prevención y curación de la enfermedad se logrará descubriendo lo que falla en nosotros y erradicando ese defecto con el recto desarrollo de la virtud que lo ha de destruir. No combatiendo el mal, sino aportando tal cantidad de la virtud opuesta, que quedará barrido de nuestras naturalezas”.
Por tal motivo, la flor, al incorporar al ser una cualidad armónica, desarrollará la virtud correspondiente, con la posibilidad de retirar la actitud en desequilibrio.
Por tal motivo, la flor, al incorporar al ser una cualidad armónica, desarrollará la virtud correspondiente, con la posibilidad de retirar la actitud en desequilibrio.
La flor va haciendo su trabajo de forma lenta y pausada, incorporando una cualidad al campo energético del ser que la necesita, y produciendo, en la mayoría de los casos, un efecto silencioso, tanto que el paciente, luego de un tiempo, supone que esa característica armónica de su ser es propia y no atribuye a la flor su efecto.
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